En 1978, Philips presentó su propuesta de un estándar para un disco compacto de audio, que, teóricamente, tendría un diámetro de 11,5 centímetros y sería capaz de albergar 60 minutos de música. Sony, que se alió en este lanzamiento con la empresa holandesa, desarrolló un papel fundamental en el formato final del CD-DA (que aparecería en 1980) y que establecía como frecuencia de muestreo 44,1 KHz con calidad de 16 bit estéreo.
La amistad entre el director de orquesta Herbert von Karajan y el entonces cabeza de la compañía, Akio Morita, hizo que las dimensiones se ajustaran de forma que en un disco se pudiese almacenar la novena sinfonía de Beethoven a petición del conocido músico. Ésta es la supuesta razón (con algunas variaciones, según las fuentes) por la que los CD de audio terminaron teniendo 12 centímetros de diámetro y 74 minutos de sonido como capacidad de almacenamiento.
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